La comunicación lingüística es una de las competencias que todos nuestros estudiantes deberían alcanzar. Sin duda, para conseguirlo hay mil y una formas, y en este post os voy a hablar de una de las más originales que he aplicado en mis clases: PechaKucha. ¿Suena a chino? Pues es japonés 😉
PechaKucha
Este término tan curioso viene del japonés «cháchara», «cuchicheo» o «conversación». La idea es muy sencilla: dedicar el tiempo justo a explicar algo de manera informal, como si se lo explicáramos a un amigo, pero con dos restricciones. La primera: hay que utilizar 20 diapositivas. La segunda: cada diapositiva dura 20 segundos. En total, 6:40 minutos para explicar todo lo que necesites.
Por qué PechaKuchas
El pasado curso, hablando con mis compas Mónica Micó y Lucía Llano (@FOL_IE), siempre dispuestas a un bombardeo, comentamos las carencias que tenían a veces los alumnos al exponer los proyectos.
Queríamos encontrar una manera sencilla de que los alumnos hablaran en público sin perder demasiadas sesiones de clase y que, a su vez, aprendieran cosas que desconocieran hasta el momento, bien relacionadas con informática, web, emprendimiento o sostenibilidad.
Y sin duda, el hecho de utilizar PechaKuchas obligaba a los alumnos y alumnas a seleccionar 20 puntos clave y explicarlos en un tiempo mínimo, lo que nos permitía poder desarrollarlo todo en una o dos sesiones de clase.
El desarrollo
Teníamos dos opciones: que ellos eligieran un tema o dárselo nosotros. Y finalmente nos decidimos por lo segundo, haciendo un remix de términos relativamente novedosos sobre los que el alumnado debía buscar información a lo largo del trimestre y elaborar una presentación al estilo PechaKucha.
Términos como Blockchain, Geocatching, Grafeno, Economía colaborativa, Baldosas Inteligentes, SEO/SEM, Obsolescencia programada o la Deepweb fueron solo algunos de los que repartimos a sorteo entre nuestros estudiantes.
Durante dos horas juntamos a todo el alumnado de DAM2 y de DAW2 que iba a hacer la presentación, nuestros conejillos de indias… y de paso también a los de DAW/DAM1 que estaban por allí. Y entre PechaKucha y PechaKucha se nos pasó el tiempo volando.
¿El resultado? Hubo de todo: alguno lo llevaba preparadísimo, con las diapositivas cronometradas; otros se quedaban sin saber qué decir a la espera de que acabaran los 20 segundos o bien avanzaban (reduciendo el tiempo total de la presentación); y alguno, incluso, se pasó.
Eso sí, creo que todos aprendimos un poquito de todo de una manera rápida, sencilla y original.
¡Animáos a probarlo y me contáis!