Artículo de marzo de 2015. “Sin TIC no soy n@d@”, Revista Digital del portal de Educación de Castilla y León
Desde que el pasado año el Gobierno de Madrid propusiera añadir la asignatura de programación en los colegios de la comunidad, el tema de enseñar a programar a los niños está en boca de todos: multitud de páginas web, cursos, eventos y hasta academias han proliferado en los últimos meses. Sin embargo, la idea de enseñar a programar desde la escuela no es nada nuevo. Hay multitud de lenguajes de programación pensados para enseñar a programar que llevan décadas funcionando; pero sin duda, el proyecto Scratch ha sido uno de los motores de la programación para niños, precisamente basado en un lenguaje de programación con más de 30 años de antiguedad. Pero Scratch no es nuevo, nació en el año 2007 gracias al trabajo del MIT Media Lab, un laboratorio del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Mediante Scratch, es posible animar objetos en diferentes escenarios y dotarlos de interactividad, de modo que puedan moverse, emitir sonidos, mostrar mensajes y un sinfín de órdenes que permiten elaborar desde sencillas animaciones a complejos juegos o programas.
La aplicación puede manejarse a través de su página web o ser instalada en Windows, Linux o MacOs y ser traducida a cualquier idioma o dialecto, incluyendo aragonés, asturianu, catalá, euskera o galego. Dispone de cuatro zonas: el escenario donde se desarrolla la acción, la zona donde se encuentran nuestros personajes y fondos, los bloques de instrucciones, y la zona donde escribir nuestros programas.
Su funcionamiento es muy sencillo: únicamente hay que seleccionar el personaje al que quieres dotar de animación y, en su zona de programación, arrastrar los bloques de instrucciones: una especie de piezas de colores que encajan unas con otras y dan vida a nuestro objeto permitiéndole desplazarse, desaparecer, preguntar, responder, cambiar de color, etc.
Desde la propia página web de Scratch (http://scratch.mit.edu) hay pequeños tutoriales que nos permiten familiarizarnos con la herramienta. Además podemos encontrar infinidad de páginas, cursos y vídeos que nos pueden echar una mano a la hora de dejar volar nuestra imaginación y la de nuestros hijos y alumnos. Y es que con una comunidad de Scratchers de más de un millón y medio de miembros en todo el mundo, ¿quién no se anima a probarlo?